Lo más emocionante que me sucedió ayer fue que mi hijo mayor que vive en Venezuela me llamó por teléfono y me contó que había hablado con mi única hermana (que vive en Sevilla), y ella le había contado que mi hijito carioca había encontrado un empleo muy bueno en Palma de Mallorca. En el momento que escuché eso quise arrodillarme para, llorando, darle gracias a Dios y a San Expedito. No me arrodillé porque nuestro teléfono fixo está altísimo y temí que se saliera el cable al estirarlo más debajo de lo que ya estaba en mi oído. Y es que yo le había pedido a todos los santos y ánimas benditas, de rodillas, especialmente a San Expedito, que intercediesen para que mi hijito carioca encontrase un buen empleo pues ya tenía más de un mes en España sin ganar un centavo. Gracias Dios mío, gracias. Eso fue en la mañana. En la tarde estuve con dolor en el dedo pulgar de la mano derecha de tanto que pinté paredes: antes del desayuno una de las paredes internas del gallinero (todavía inconcluso) y después del desayuno la pared atrás del piano, que continúa horrible y tendré que pintarla de nuevo. Ay, después de que peleé con una mujer que quería porque quería porque sí ver mi casa para comprarla, le pedí a Shrek que quitara la placa que dice “VENDO, abesran@hotmail.com” . Y no le enseñé mi casa que en realidad es un rancho....pues ella tenía que mandar antes un E-mail marcando hora y fecha para visita. Yo todavía estaba en pijamas y Shrek afeitándose. Mi hijo mayor me dijo que cuando quisiera irme a Venezuela era solamente avisarle que en el mismo instante me compraba el pasaje. Le dije que esperásemos un poquito más a ver si llegaba la clave de la tarjeta de crédito porque entonces iría en autobús con Shrek que quiere mucho conocer Venezuela, claro, si mi mamá lo acepta como huésped en su casa. Yo quisiera mucho vivir con mi mamá que está tan solita (pero no vivir en Venezuela sino aquí en Brasil, lástima que a ella no le gusta Teresópolis). Y Shrek quisiera mucho conocer mi primer marido....para, según él, “devolverme”.
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