jueves, 22 de mayo de 2008

KHALED HOSSEINI



Ayer, ¡ay!, rejuvenecí treinta años, pues mi dentista el eterno candidato, colocó sobre mis dientes gastados por el brujismo, ya reducidos a casi la mitad de su tamaño, 4 “chaquetas” que, según Shrek, me dejan parecida con una conejita (lo cual a él no le gustó ni un poquito). Pero a mi vecina/mejor amiga/psico-analista y gran cocinera le gustó mucho como quedó ahora mi sonrisa. Y a mí también, ni me reconozco en el espejo, parezco otra. Como Shrek nunca en su vida leyó un único libro, le pedí que leyera apenas la primera línea del primer capítulo de “O Caçador de Pipas” (The Kite Runner de Khaled Hosseini, traducido al portugués por María Helena Rouanet, Editora Nova Frontera, Río de Janeiro, 2005), que en español sería algo así como “el cazador de cometas o papagayos”, donde dice, “yo me convertí en lo que soy hoy, a los 12 años de edad”. Entonces puedo decir que fue ayer cuando me convertí en lo que soy hoy: una joven de 34 años nacida hace 64. Le pedí a Shrek que leyera ese libro (y claro, se negó, pero insistí diciéndole que yo lo leería junto con él) porque cuando llamó por teléfono a nuestra parroquia para que anotaran el nombre de mi papá en la lista de las intenciones de la misa del jueves 22, día en que mi papaíto cumple 40 años de fallecido, le atendió el padre N., nuestro párroco, pero era una grabación. Al cabo de varios minutos con en el auricular en el oído, extrañada, le pregunté a Shrek que qué estaba sucediendo, entonces él desligó y me dijo que era una grabación donde el padre decía para dejar el mensaje. Medio brava le pregunté que por qué no había dejado el mensaje. Y muy serio, en serio, me respondió que él no había dejado ningún mensaje porque él, c___, no sabia hablar con máquinas...

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