domingo, 18 de mayo de 2008

LOS NIÑOS



Hace unos tres días, estaba yo durmiendo y al sentir 2 dedos de Shrek recorriendo de arriba abajo mi pierna derecha, primero un dedo y después otro, rapidito, me desperté y extrañé que él estuviese jugando así para avisarme que el despertador había tocado (a veces yo no lo escucho y él sí). Pero vi que él estaba profundamente dormido y entonces lo desperté casi gritándole que un ratón estaba caminando encima de mí. Él pacientemente prendió la luz, sacudió las cobijas, buscó con la linterna por todas partes el tal ratón y me convenció de que yo había soñado y me prometió que, por si las moscas, al día siguiente colocaría una trampa ratonera. Y así hizo como a las 10 de la noche, y fue a acostarse pero de repente dio un salto y salió corriendo porque escuchó que la ratonera se había desarmado. Entonces vio el bicho y me gritó para que le llevara la escoba para matarlo, pero yo estaba paralizada de miedo y asco de saber que no había sido un sueño. Total, él estuvo corriendo atrás del ratón que muy ágilmente consiguió escaparse escondiéndose dentro del piano. Por eso hoy no toqué piano sino que estuve toda la mañana limpiando “el cuarto de los niños” que ahora es el cuarto de las maletas y es enorme, porque claro, eran 6 niños, cada uno con su espacio de 5 metros cuadrados. Ahora en un rinconcito está este mi viejo y por lo tanto enorme computador y demás accesorios ocupando unos 2 metros cuadrados y el resto es un saperoco absolutamente caótico de cosas que estoy juntando para regalarle a Cáritas. Estuve limpiando, organizando y llorando, pensando que qué rápido los niños se habían vuelto adultos y poco a poco abandonado mi regazo y de repente los ratones habían decidido substituirlos para acabar con mi nostalgia de ellos y habían hecho aquí un nido. Pero no, gracias a Dios no descubrí ninguna invasión de roedores y, dejé todo limpiecito y organizado, aunque lo mejor que me sucedió hoy fue que mi vecina, después de nuestra caminata diaria, me regaló un pedacito de torta sabrosísima, muy muy buena. Dijo que me daría la receta. No sé para qué porque me imagino que debe ser una tremenda complicación hacer algo tan sabroso para engordar y, lo peor, tener que estar horas limpiando todo lo que se ensucia en la cocina.

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