viernes, 9 de mayo de 2008

BEBIDAS ALCOHÓLICAS



Ayer el castillo para las gallinas fue estrenado por los gallos pues teníamos que encerrarlos en algún lugar para que cuando llegase doña Rita Jugo de Caña hoy temprano, pudiese agarrarlos con facilidad para sacrificarlos. Lloro por el gallo negro, bellísimo (que mi ex –sapo no quería que fuese sacrificado) a pesar de que siempre le he tenido rabia a ese gallo porque estoy segura de que se come los huevos que ponen sus compañeras. Como el castillito todavía no está listo, para poder dejarlos allí estuvimos toda la mañana poniendo tela de gallinero en la ventana y la puerta. También comenzamos a hacer una cerca improvisada para colocar allí todas las gallinas de manera que no ensucien (para os nuevos inquilinos del salón para fiestas) el césped con sus excrementos, pero en la noche llamó por teléfono Marly, la señora elegante que quería alquilarlo por largo plazo, para decir que se había enterado de que aquí (por estar a la orilla de una carretera federal), es prohibido colocar placas o avisos que tengan propaganda de bebidas alcohólicas y, por supuesto, tampoco se las puede vender. Al principio me quedé un poco triste pero después le di gracias a Dios por no tener que sacar nuestra perolela de la cocina y los muebles del salón, y la biblioteca mayor y los cuadros de las paredes, y mi Fi-fío del garaje para colocar casi todo en la herrería. El domingo se conmemora aquí el día de la madre. En Venezuela también. Me pregunto qué me regalarán mis hijos. Supongo que lo mismo que yo le regalaré a mi mamá: nada. Pero yo sé que ella entiende que vivo tan lejos, (y yo también entiendo a mis hijos, que viven tan lejos todos). Khalil Gibran tiene razón. Tus hijos no son tus hijos, son los hijos de la vida deseosa de si misma...” Qué poeta libanés tan fantástico. Yo continúo leyendo “The Diamond Curse” de otro Kalil: Fouad Kalil. También empecé hoy a leer de nuevo (después de 40 años) el “Tractatus Logico Philosophicus” de Wittegenstein en español, para descubrir por qué mi hija menor me entiende mejor desde que lo leyó...

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