domingo, 27 de abril de 2008

ÑOQUIS


Hoy, en mi programa predilecto de TV (Globo Rural que comienza a las 8 de la mañana), vi algo que me dejó impresionadísima: ¡una viejita de 88 años cultivando, sin ayuda de nadie, una huerta productiva, mayor que la mía! Claro, era japonesa aunque la huerta está en Brasilia, capital de Brasil, y fue la primera huerta de esa ciudad (siendo que la primera cosecha fue ofrecida al entonces Presidente Juscelino Kubitschek (1902 1976)) . Decidí, pues, trabajar todo el día en mi huerta así como mi papá trabajaba todos los domingos en su rosal en Corralito, donde tenía rosas de todos los colores, hasta negras, y de todos los países del mundo que le regalaban los jaladores de mecate. Y decidí trabajar en mi huerta de la misma manera que hice el Camino de Santiago con mi hija y mi nieta morenas, que caminábamos una hora después de la cual descansábamos diez minutos sentándonos sobre una especie de mantel, quitándonos los zapatos, comiendo algo y finalmente haciéndonos masajes con loción para pies. Pero después pensé que en vez de trabajar solamente en la huerta, podría trabajar en el “área agropecuaria”, pintando las paredes del castillo de las gallinas, mojando las 19 plantas que tengo dentro de casa en sus respectivos potes y en una caja de huevos sin huevos pero con tierra, más de 20 brotes de tomate, escribiendo el informe sobre mi área agropecuaria, etc. Total en la huerta solamente trabajé una hora. En la tarde dormí mucho y conversé con mi vecina/mejor amiga/gran cocinera y me contó que sus amigos más ricos tienen la manía de comer, -el último día del mes-, ñoquis con lentejas en un plato debajo del cual colocan un billete de un dólar que después guardan en la cartera pero no lo usan. Volví corriendo a mi casa y anoté en la lista de compras los ingredientes para hacer ñoquis pasado mañana.

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