sábado, 12 de abril de 2008

ALGÚN ÁNGEL


¡Dios Mío! ¿Qué pasó? ¿Un milagro? ¿El milagro de la limpieza? Pues, por segundo día consecutivo, la gimnasia mía de cada día no fueron los ritos tibetanos, ni los ejercicios del indio, ni 64 abdominales, etc., sino limpiar y limpiar, sobre todo desde que, en el mismo instante en que terminé de limpiar el baño (hacía más de 15 días que andaba diciéndome “pero que asco, mañana tengo que hacerle una limpieza profunda a este baño”) dos clientes de mi ex-sapo (no puede ser que sea mera coincidencia) vinieron a pagarle lo que le debían. Eso fue anteayer. Y ayer fui al banco a ver si los tipos de la antena de rastreo me habían depositado, con miedo de que me hubiesen depositado en la cuenta corriente y automáticamente el banco se chupase lo que le debiese, y cuando veo, el saldo era de algo así como 450C (sí, una letra C al lado derecho, y no una letra D). O sea, que alguien, un ángel, depositó 750 reales...!!! en mi cuenta corriente (o, si 320 son de la antena, entonces unos 400). Puede haber sido una equivocación del banco y fui muy boba no sacando todo. Pero me puse nerviosa con un hombre apurado esperando atrás de mí. Entusiasmada con los efectos del aseo, de la higiene, al regresar del banco continué limpiando y terminé el salón para fiestas, el garage y el cuarto donde se alojaron la mamá y el hijo de la chica que estuvo 23 días hospitalizada. Este último lo limpié con una mezcla de agua, cloro y Listerine que lo dejó, además de olorosito, desinfectado. He estado acordándome de una niñera de mis dos hijos mayores que tenía el mismo nombre de la suegra de mi sobrina sevillana. La conocí cuando yo tenía 30 años y ella 60. Ella había parido 18 hijos, todos vivos y adultos. Era viuda, del Estado Sucre (Venezuela). Trabajó para mí unos 6 meses, al cabo de los cuales renunció porque iba a casarse. Después fue a visitarme con su marido. Casi me desmayo. El tipo tendría unos 25 años y era bello y rico.

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