viernes, 18 de abril de 2008

LA EXCEPCIÓN


Lo mejor que me sucedió ayer, el momento mágico por el que valió la pena haber vivido ese día, fue encontrar, -mientras continuaba la limpieza de la biblioteca mayor, una carta escrita hace 7 años por mi hijo carioca donde decía, entre otras cosas, que “la vida es un libro que no tiene nada escrito, en el cual cada ser escribe su trayecto en vida” (lástima que ni él ni ninguno de mis otros hijos excepto la menor, escribe su blog). Escribió esa carta en São Paulo el día en que el Payard, el mejor o uno de los mejores restaurantes franceses del mundo donde trabajó un mes como camarero, le pagaría. También escribió en esa carta que ‘¡ser un abogado es mi meta!”, pero creo que eso se le olvidó aunque a lo mejor después hace como Alan Magalhães que se gradúa el año que viene de abogado con 39 años de edad. También ayer hablé con mi mamá por teléfono a quien llamé con la intención de hablar con ella apenas un minuto para pedirle un favor pero hablamos lo que me pareció (con la paranoia de deudas que estoy viviendo) una hora. ¿Qué será lo que nos pasa a mi y a todos mis hijos que casualmente estamos todos a la vez pasando por un mismo período de rollos con dinero? Bueno, creo que la excepción es mi hija morena. A las 4 y media de la tarde salí a caminar con mi vecina una hora por la bella urbanización privada llamada “Granja Comari” y, cuando regresamos, su energúmeno marido (a pesar de lo cual ella lo adora y ya tienen csi 50 años de casados) comentó que iba a entrar con un juicio para acabar con esa privacidad ilegal.... aunque es gracias a esa privacidad que la urbanización es bella, con dos lagos de aguas limpias llenas de peces y cisnes y jardines floridos bien cuidados. Pero yo le sigo la corriente y le doy la razón sobre todo porque él mismo reconoce que los jueces son los primeros impostores en este país....(y quién sabe en cuántos otros países).

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