sábado, 26 de abril de 2008

LA NEVERA


Hoy, como todos los sábados, mi ex –sapo y yo fuimos a la ciudad para ir a la misa de las 6 de la tarde, pero que, como estamos en otoño, no es de la tarde sino de la noche, y antes de la misa vamos al supermercado y compramos lo que necesitamos para dos días: que si vino, que si pan, etc. Yo estaba toda entusiasmada porque pensaba pagar con la tarjeta de crédito que mi hijo mayor me había actualizado ayer, sin miedo de que extrañasen que la tarjeta fuese de otra persona (mi hijo carioca) ya que en ese supermercado me conocen muy bien desde hace mucho tiempo, pero, cuando fui a pagar, apareció en la pantalla de la caja las palabras: “no autorizada”. ¡Ay!, ¡Qué decepción! Menos mal que ya tenía preparada la otra tarjeta, la de siempre, la mía propia, pagué y nos fuimos a misa. En la mañana había ido a mi capillita y agradecido mucho por la actualización o activación de la tal tarjeta venezolana. Al regresar de mi capillita desayuné leyendo “Wittgenstein!” y supe que él y Hitler habían sido colegas en la misma escuela, ambos austriacos de Viena. Por cierto, el libanés escritor de “Terrorismo legalizado” tiene pinta por lo que escribe de ser nazista y creo que se puso bravo conmigo porque le dije que no traduciría su libro por ser demasiado trágico y me sentí muy mal, con náusea, cuando leí el principio del capítulo 3. Hoy pinté la puerta de hierro del castillo de las gallinas que mi ex –sapo colocó. También dejé limpiecita por fuera la nevera pequeña. La grande, que es enorme y nos la regaló mi vecina y mejor amiga pero gasta mucha electricidad, sólo la usamos como tal cuando hay fiesta. Mientras tanto es armario de envases de plástico y paquetes sin estrenar de comida seca.. Antes de entrar en el supermercado fuimos a la agencia de lotería y jugamos para el sorteo que ocurrió a la hora en que comenzó la misa. Bueno, voy a conectarme a la Internet ¡para $aber $i ganamo$ o, mejor dicho, $i mi ex –$apo ganó (porque hice la apuesta con el dinero que él me dio, fruto del sudor de su frente, pobrecito).

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