jueves, 3 de abril de 2008

LA PROMESA


Lo mejor que me sucedió ayer fue recibir una llamada telefónica de mi hija mayor para decirme que está embarazada de su tercera hembrita, como me lo suponía (ya que ella y el marido no quisieron ponerle el nombre de la difunta abuela, que había sido también el nombre de la mujer de Bonaparte, a ninguna de las dos niñas ya nacidas, como tanto se lo pedí por causa de una promesa que le hice para que saliera embarazada la primera vez). También me dio una satisfacción inmensa dejar mi cuarto tan limpio como el del hijo menor de mi vecina y mejor amiga que es médico e ingeniero mecánico y en cuyo computador navego todos los días ya que el monitor del mío continúa echado a perder. Él raramente viene a Teresópolis. Sin embargo, su mamá mantiene ese cuarto donde está el computador siempre muy limpio. Tanto que menos mal que cuando regreso de allá a mi casa ya está oscuro. Pero al día siguiente por la mañana me da dolor con mi cuarto, me da asco. Hasta que por fin me puse a limpiarlo (cuando volví de la ciudad de comprar el vino nuestro de cada día) y lo dejé de tal manera que hasta se podría lamber. Luego en seguida me acosté a dormir mi pre –siesta y cuando me levanté y estaba preparando mi almuerzo tocó el teléfono y dejé el fuego prendido pensando que era mi vecina para preguntarme si iba o no a caminar, cosa que le respondo siempre mono=silabamente,, pero era mi hija mayor para contarme sobre el resultado de la ecografía o ultra-sonografia del bebé que está esperando. Le sugerí el nombre de Simone (como la mujer de Sartre) Josephine y el de Susana (como la de I como from Alabama) Josephine, pero ninguno le gustó. Ahora pienso en Silvia (como la reina de Suecia) Josephine, ya que el nombre tiene que comenzar por la sílaba SI o SU... Estábamos conversando sobre todo eso cuando sentí un olorcito de quemado, Y era lo que iría a ser mi almuerzo pero no fue porque se transformó en carbón..

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