jueves, 24 de abril de 2008

LA PARED


Ayer, en este Estado de Río de Janeiro, fue un día feriado por ser el día de San Jorge, el santo guerrero. Me pregunto si todavía estará, en la plaza principal del Asentamiento Campesino San Jorge (muy cerca del pueblo de Caruao, Estado Vargas, VENEZUELA), una estatua tamaño natural de San Jorge sobre su caballo que yo hice en bajo-relieve para pagar una promesa a San Jorge si salvaba el asentamiento de desaparecer bajo las aguas de una represa que abastecería a Caracas. El milagro fue por allí por 1978 y la promesa la cumplí unos seis años después. Nunca más volví a aquel lugar. Pero bueno, lo más sabroso, delicioso que me sucedió ayer fue tomar baño después de haber estado toda la mañana en la cocina limpiando la pared principal que hacía un año y medio que no la limpiaba. Yo sentía como si la mitad de aquel mugre se hubiese transferido para mi cabello, rostro, brazos y ropa. Creo que ahora sí, según la teoría Feng Shuisiana que me enseñó mi primo Nelson, estoy bien encaminada para ganar la lotería o por lo menos dinero suficiente para salir de mis deudas y terminar el castillo de las gallinas, aunque las otras paredes de la cocina, -que yo sí había limpiado hace casi un año-, ya están de nuevo sucias. Y las ventanas también están horribles. Probablemente tendría tiempo para dejar y mantener mi casa limpia si no hiciese una hora de gimnasia diaria, y si no saliese para caminar todos los días una hora y media con mi vecina, y si no tocase todos los días una hora de piano, y si no y si no, y si no... Comencé a leer el libro titulado “Wittgenstein!” de Contador Borges (Ed. Iluminuras Ltda. São Paulo, 2007) en portugués que me dejó prestado mi hija menor cuando estuvo aquí. Ella tiene ideas marxistas pero da consejos burgueses, como que me separe de mi ex–sapo por ser él un tipo de baja extracción lo que me perjudica socialmente. Pobrecito, pero de que me provoca librarme de él, me provoca. Claro, de común acuerdo, de una manera pacífica. Y mientras tanto... empujo ese asunto con la barriga como empujé más de año y medio la limpieza de la pared principal de la cocina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo estoy encantada de vivir en un estudio, pues ya no estoy todo mi tiempo libre limpiando la casa. Todo lo limpio en unas dos horas (a la semana) y tampoco acumulo cosas que no sirven para nada (pues no hay sitio). Aunque a ti lo que te vendría bien era tener a una mujer que te viniera limpiar aunque sea una vez en semana. Claro que para eso es necesario tener dinero, y para tener eso es necesario hacer algo que tu odias, que es trabajar, y ser "esclavo" de alguna empresa durante unas ocho horas diarias, y...
Tu nieta ha echo una observacion muy interesante: dice que los títulos que le pones a tu "diario" no está relacionado con lo que escribes, pero sí con las fotos que pones, como aquella que has puesto de tu nieta montada en una moto y la titulaste "la fuga". Ella ha interpretado que la niña montada en la moto es una fuga. Y así con muchas otras fotos.