miércoles, 9 de abril de 2008

LA VANIDAD




Ayer recibí un E-mail de mi nuera venezolana contándome que ella y mi hijo mayor habían sido asaltados en plena cola de tráfico y que el ladrón le había quitado a mi hijo su última adquisición electrónica, un súper teléfono celular, mejor que el que, todavía en la garantía, se le había mojado y echado a perder. Le respondí diciéndole que eso les pasaba por vanidosos porque no tenían necesidad de andar en un carro tan bonito y nuevo como el que ella le pidió a él de regalo de Navidad hace un año y 4 meses. Me dieron ganas de recomendarle que lo intercambiase conmigo, y ella se quedase con mi Volkswagen 1969 escarabajito verde y yo con su Citroem plateado 2007, aunque aquí en Brasil también hay que andar con cuidado. Eso me recuerda que en España hay seguros para todo, cualquier cosa, y hace unos 3 años asaltaron la casa de una amiga de mi hija morena y la aseguradora le pagó unas joyas que mucho después ella encontró en otro cofre de otro cuarto de la casa. Creo que lo mejor del día fue recibir E-mail de mi hijo menor que vive en São Paulo y de quien casi nunca sé nada, contándome que había entrado en mi blog y se había enterado de que su hermano carioca está en España y de que su hermana mayor está embarazada. El libanés me envió la carta en inglés para Chávez para que se la traduzca. No sé por qué me lo estoy imaginando igualito a Sean Connery o algo así, un actor inglés que ahora también es Sir y que hacía el papel del agente secreto 007. Espero que cuando lo conozca sea la mayor decepción porque no quiero que se desestructure mi relación de 18 años con mi ex–sapo, aunque el libanés se la pasa hablándome en sus E-mails de los restaurantes a donde me imagino que quiere llevarme a comer y entonces se me agua la boca y empiezo a soñar que de alguna manera encajo a mi ex–sapo allí como guarda-espaldas o como hermano, y total, el viejito tiene 82 años.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A lo mejor el libanés también te imagina de otra manera...