sábado, 26 de enero de 2008

PIZZAS



Anoche llamé al padre de mi hija menor para saber si ella había llegado bien de Madrid pero él me contó que ella había perdido el vuelo por llegar atrasada al aeropuerto y hoy, 25 de Enero de 2007, recibí un email de mi única hija morena contándome lo mismo y que por eso estaba yendo a buscarla a la Plaza de Armas, terminal de autobuses de Sevilla. Me imagino que por algún motivo (del cual ella misma no tenga conciencia) ella no desea regresar a São Paulo o le gustó España y desea mucho quedarse allá un poco más, pero lo dudo, porque hoy fue el cumpleaños de São Paulo y entrevistaron a un montón de gente, tanto ricos y famosos como personas del pueblo preguntándoles sobre la ciudad y todos estaban enamorados de ella. A mí también me gusta São Paulo, sobre todo sus pizzas, parece que en cada esquina hay una pizzería y compiten entre sí para hacer las pizzas cada una mejor que la de la pizzería de la otra esquina. Lo único horrible de São Paulo son los mendigos del centro de la ciudad y el aire que se respira contaminado por la gigantesca flota de vehículos de transporte, inevitable en una ciudad con 20 millones de habitantes. En el mes de Noviembre fui para quedarme dos semanas y me quedé solamente una, con miedo de enamorarme yo también no tanto de la ciudad como de las personas interesantísimas que allí viven, o mejor dicho, que allí VIBRAN y volví apuradita a mi lugar tranquilo y apacible donde lo más interesante que puede suceder es, como esta mañana, un debate sobre si matar o no matar una culebra jararaca (creo que cascabel) que mi ex–sapo encontró mientras barría junto con doña Rita (la que vende jugo de caña) una basura que ella había dejado sobre nuestro cesped. Ella se puso a gritar fuera de sí y empezaron a llegar los vecinos y hasta yo que estaba en la huerta y el marido de ella y todos decían “mátala, mátala” y yo gritaba ¡no, no la mates, voy a llamar al Instituto Butantã para que la vengan a buscar o a la facultad de veterinaria! Pero ganó la mayoría y mi ex–sapo mató a la pobre culebra que se había comido un pollito hace 3 días y probablemente también cuanto huevo encontraba por allí porque hoy tuve que comprar huevos en el supermercado.

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