domingo, 27 de enero de 2008

CELEBRANDO



Hoy, sábado 26 de Enero de 2007, como a las 3 de la tarde me llamó por teléfono mi hijo mayor el Rey Melchor para preguntarme si quería que me mandase el pasaje Río-Caracas-Río y qué día porque mi mamá estaba nerviosa fastidiándolo con eso. Le pedí que le dijera a mi mamá que cómo me iba a ir para allá si yo bebo todos los días medio litro de leche con dos cafés que me tomo, uno al desayuno y otro después del almuerzo y he oído decir que allá no hay leche. Lo dije como echadera de broma porque ella es súper chavista. No entiendo por qué en vez de botar 45 mil litros de leche en un río como hicieron esta semana en Minas Gerais, no la convirtieron en leche en polvo para enviarla a Venezuela. Pero a lo mejor Chávez sabe que la leche hace más mal que bien como ya fue comprobado en investigaciones comparativas de la salud de los chinos, que no beben leche, y la salud de otros pueblos del mundo y simplemente, como buen "dictador democrático", prohibió la comercialización de la leche pero, sea como sea, no creo que eso sea motivo para yo no querer seriamente ir a Venezuela y, mucho menos, motivo de fuga para irse de Venezuela a pasar trabajo en otro lugar. Yo estoy aquí desde hace 25 años y me fui de allá no huyendo sino a reunirme con mi pasión de entonces, el padre brasileño de mis dos hijos menores. Y como todas las pasiones pasan, esa fue substituida por otra pasión: Brasil. Un país de riquísima diversidad social que sufre, que batalla mucho para vencer infinidad de dificultades, pero sufre y batalla bailando, cantando, sonriendo, jugando, celebrando... Gracias a Dios soy muy feliz porque, entre otras cosas, no le debo nada a nadie, pero el martes abriré un crédito para terminar el gallinero y poder irme a Venezuela lo antes posible.

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