martes, 5 de febrero de 2008

TRAGANDO SAPOS



Ayer, lunes 4 de Febrero de 2008, el marido de la hermana menor de mi ex–sapo la llamó por teléfono para decirle que estaba muy enfermo y que por favor bajara a Río inmediatamente con su hijita. Y ella le dijo que no, porque estaba lloviendo muchísimo y ya era muy tarde. Entonces decidieron irse todos juntos hoy por la mañana lo que me dejó aliviadísima pues su intención era quedarse 6 días más. Sin embargo, lo que más me gustó fue haber jugado una partida de ajedrez con Hiago y constatar que soy una buena profesora (o que el muchachito es inteligentísimo a pesar de no saber leer ni escribir nada bien para su edad de 11 años) pues casi me da jaque mate. Yo ya estaba traumatizada con mi ex–sapo que demoró meses para aprender y más de un año en darme jaque mate a pesar de que jugábamos todos los días; tanto, que me envicié y cada vez que viajaba fuese a Venezuela o a España sufría, no apenas por lo de siempre, porque me hacía falta mi agua mineral natural potable gratuita y abundante para tomar baño y para todo y mi almohada de pluma de pecho de ganso y los huevos frescos de yema roja de mis gallinas criollas al desayuno, sino también las diarias partidas de ajedrez con mi ex–sapo donde casi siempre yo era la vencedora. Pero hace más de un año que las juego por Internet con JP, el ex-novio de mi hija menor en el site de queenalice.com, sobre todo como un remedio pues dicen que es bueno para mantener la salud de la memoria y alejar el mal de alzeimer, aunque de repente eso es genético y en toda mi familia solamente conozco un caso por mi lado materno. También ayer mis cuñadas hicieron la torta que era para haber sido hecha mañana que es el cumpleaños de mi ex–sapo (51) pero lo adelantaron, por ellas tener que adelantar su regreso, y la torta estaba muy sabrosa y yo comí mucho. En la noche llegó mi hijito carioca sin mi nieto pues su mujer de nuevo lo expulsó de casa aunque no como la otra vez, drásticamente, sino, como ella misma me dijo, para descansar un poco de él porque no lo aguantaba más. Es que nada es perfecto. Me trajo una botella de aceite de oliva español extra-virgen, lo mejor que me pasó ayer.

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