viernes, 22 de febrero de 2008

LA CAMINATA

¡Dios mío, Dios mío! Mi hijo mayor está furioso conmigo. Hoy, lunes 18 de Febrero de 2008 me envió un mensaje de texto a mi celular TIM regañándome (entendió equivocadamente lo que le dije esta mañana en un E–mail). Él cree que yo no quiero ir en autobús a Venezuela pero sí quiero que mi mamá viaje en autobús, ella que tiene 86 años. Pobrecito mi hijo, está muy nervioso, tenso, o yo no me expresé correctamente o él no leyó con atención lo que escribí. O como dice Chávez (no el presidente de Venezuela sino el vecino de Quico ex–Chapulín Colorado) “nadie tiene paciencia conmigo”. Gracias a Dios mi hijito es una persona tan pero tan honesta que no entendió la trampa que hace la amiga de mi hijo menor que es brasileña pero trabaja como profesora de economía en una universidad en Venezuela, una trampa para driblar o engañar la fiscalización que controla la fuga de dólares. Bueno, mañana por la mañana cuando me conecte a la Internet le explico el asunto a ver si consigue entenderlo. Por lo demás hoy fue un día maravilloso. Compré, compré, compré. Y sin tener ni un único centavo. Usé mi tarjeta de crédito para pagar barniz, lija, bloques, cemento, alambre quemado, hierro frisado, arena, piedra, vino, pan, lechuga, tomates, caraotas, leche, dulce de guayaba, harina de trigo y línea dental. Y en la noche me llamó por teléfono Manoela para decirme que el jueves me deposita 150 reales = 75 dólares (que cubren 90% de lo que gasté hoy) para reservar mi salón para fiestas, no para una fiesta sino para filmar un comercial de televisión. También fui muy feliz pintando las tablas que mi ex–sapo lijó con una máquina eléctrica. Lástima que se me olvidó almorzar con unos garbanzos que mi vecina, mejor amiga y gran cocinera me regaló ayer después de nuestra caminata diaria que hoy no hicimos porque llovió y relampagueó desde las 3 de la tarde hasta ahorita que son las 8 de la noche.

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