martes, 26 de febrero de 2008

FE DE VIDA

Mi momento mágico de ayer, jueves 21 de Febrero de 2008, sucedió cuando fui a meter una moneda de un real en el cerdito de barro que mi ex–sapo me compró hace tanto tiempo que ni recuerdo cuándo fue, unos 3 años, y donde solamente colocamos monedas de un real (más de US$ 0.50) y tuve que sacudirlo a derecha e izquierda para que la moneda entrara. Fue mi primera sonrisa del día pues había estado molesta tosiendo polvo de las tablas que ando lijando para barnizarlas. Pero lo mejor que me sucedió ayer fue que, después de haber lijado 4 tablas yo misma con un poco de miedo porque la lija eléctrica parece violenta y es algo pesada, conseguí que la quinta tabla, al pasarle la mano como una caricia, quedase lisita lisita, ay, qué placer inmenso, Lástima que faltan otras 6 tablas por lijar y, lo peor, no podré retomar ese servicio sino hasta que regrese de Rio de Janeiro capital a donde iré de aquí a poco pues tengo que solicitar una “fe de vida” en el consulado de Venezuela para enviársela por FEDEX a mi hijito mayor para que él siga cobrando y guardándome mi pensión de vieja. Después dormiré en casa de mi hijo carioca donde me encontraré con mi hijita menor que viene de São Paulo mañana sábado y regresa el domingo. Creo que allá soñaré con esas tablas. También ayer fui a la ciudad como casi todos los días a comprar vino, pan, leche, ajo, queso y, extraordinariamente dos calzoncillos o interiores para mi hijo carioca tamaño M color gris de la marca Zorba que son muy buenos y en Río de Janeiro capital son 50% más caros que aquí, y eso porque su mujer mi nuera le echó un regaño por haber comprado solamente uno la semana pasada cuando estuvo aquí refugiado porque ella lo había expulsado de su casa (pero él llegó aquí con el cuento de que quería aprender a ser herrero. Bueno, pero aprendió, gracias a Dios. No hay mal que por bien no venga).

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