martes, 19 de febrero de 2008

EL AGUACATE



Hoy, miércoles 14 de Febrero de 2008, le conté a mi vecina y mejor amiga mientras caminábamos de tarde por la bella Granja Comari, que esta mañana cuando el despertador tocó a las 4 me desperté de un sueño que no era una pesadilla pero era asqueroso pues yo me exprimía la pierna y salía algo un poco menor que una metra, redondo, negro y peludo y yo decía que era porque había llovido mucho y aquello había “germinado” como una semilla. Ese sueño me dejó intrigada y asustada pues yo estaba en Los Chaguaramos, una urbanización vecina de Los Rosales donde está la casa de nuestra propiedad que está a venta. Pero estuve ayudando a mi ex–sapo en su taller de herrería haciendo cálculos matemáticos y marcando milimétricamente las piezas de hierro que él tenía que cortar, perforar, soldar, etc y se me olvidó lo del sueño. Hasta que llegó el mecánico a colocar en nuestro carrito (escarabajo fusquiña verde 1969 que nuestro vecino Sebastián llama de “Aguacate”) unas piezas que le compramos nuevas y entonces nos contó que gracias a las gotas de jugo de jengibre que yo le había colocado ayer (después de que estuvo 3 horas jurungando el carro hasta que descubrió las piezas que teníamos que cambiarle para que prendiera) en el oído que le dolía muchísimo, hoy le había salido una bola un poco menor que una metra, negra, peluda, medio blanda y se le había pasado el dolor de oído. Estaba muy feliz por eso y me lo agradeció muchísimo. Entonces mi vecina y mejor amiga me dijo que yo era una bruxona de verdad porque esa de colocar jugo de jengibre en el oído, -ella que sabe tanto de remedios y medicinas y enfermedades-, ella no lo sabía. Entonces le conté que me lo había enseñado un acupunturista español en Venezuela una vez que me dio un dolor de oído terrible después de que recibí una llamada telefónica en que escuché un bollo que me había echado el padre de mis menores hijos.

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