martes, 12 de febrero de 2008

EL APRENDIZ



Ayer, domingo 10 de Febrero de 2008, después de que volví de mi caminata con mi vecina y mejor amiga, mi ex–sapo y ahora príncipe, se puso la mochila en las espaldas y agarró el autobús de las 6 y media de la tarde para ir al supermercado a comprar vino pues mi compañera de caminata tuvo miedo de ir hasta el supermercado ya que los truenos anunciaban tormenta. Entonces me quedé en la cocina conversando con mi hijo carioca aprendiz de herrero y de repente oímos como si se hubiese quebrado un vidrio y él se asustó visiblemente, yo no sabía por qué pues estaba de espaldas, cuando vio entrar en la cocina por el hueco por donde salen los cables de electicidad, una chispa de fuego. E inmediatamente oímos el trueno ensordecedor. Felizmente ya habíamos desenchufado el teléfono, los radios, el computador y las televisiones y, a éstas, les habíamos quitado las antenas y habíamos apagado todas las luces. Antes de haber pasado diez minutos tocaron los celulares o móviles y uno era Jeanpaulo el que hace la manutención de las antenas para saber si teníamos luz y el otro era mi nuera de Venezuela para que le confirmara la fecha de mi viaje. Total, cuando paró la tormenta y la lluvia, fui cargando una linterna con mi hijo a donde está el reloj medidor de electricidad a conectar los disyuntores que se habían trabado cuando, estando en eso, paró un carro en la calle y una voz femenina me llamó. Le dije que se esperara un poquito pues Jeanpaulo le daba instrucciones por el celular a mi hijo sobre cómo debía proceder, y cuando pude me acerqué al carro y pregunté que quién era que me había llamado y era la madrina de mi nieta mayor que andaba elegantísima pues iba para un baile con su más reciente novio, un tipo que me pareció muy buenmozo. Después se acercó mi hijo que creo que también fue noviecito de ella hace algunos años y cuando nos despedimos él le dijo al tipo que cuidara muy bien a esa morena.

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