martes, 26 de febrero de 2008

EL DIABLO

Lo mejor que me sucedió el sábado 23 de Febrero de 2008 fue que llegó de São Paulo mi hijita menor trayendo los regalos que me enviaron de España mis otras hijas que viven allá: la mayor y la morena, lo cual fue una gran y bella sorpresa pues ni sabía que ellas me habían enviado nada y yo estaba esperando apenas los remedios que mi hermana había enviado para mi mamá a ver si podía enviarlos junto con mi Fe de Vida por FEDEX pero no pude porque necesitaba la receta médica. Inmediatamente comencé a usar uno de los regalos que era una crema triple acción (hidratante, nutritiva y protectora solar) pues ya era mediodía y a las 2 no se podrían entregar más encomiendas fedex y el sol estaba de empollar. Ese regalo y un pote gigante de crema Nívea me los mandó mi hija morena mientras que mi hija mayor me envió una cuerda de saltar elegantísima que mi nieto me quitó y solamente la soltó cuando se fue a dormir lo cual aproveché para quitársela y esconderla. Cuando regresé de la agencia fedex me encontré en la playa con mi hija menor, mi hijo carioca y mi nieto pero no me bañé sino que caminé con mi hijita menor por la arena conversando mucho y tomando muchas fotos pues ella está toda entusiasmada con su juguete nuevo que fue una cámara digital que se compró en España. Dejamos la playa y regresamos a casa donde mi nuera había preparado un bello de un almuerzo después del cual mi hijita menor se fue con su amigo fotógrafo de una revista que iba a cubrir el estreno de la temporada de teatro y había invitado a mi hija a acompañarlo. La primera pieza era infantil, la segunda juvenil y la tercera una comedia. Mi nuera, mi nieto y yo nos fuimos a una religiosa, donde el público también es actor. Era el culto de la Iglesia Universal del Reino de Dios que a mí, católica, apostólica y romana, me pareció un ritual de guerra preparativo para un combate a gritos y cantos maxi-decibélicos que ponen al enemigo (el diablo) en fuga.

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