jueves, 27 de marzo de 2008

CARIOCA




Lo mejor que me sucedió ayer fue hablar con mi hijito mayor que me llamó por teléfono a mi celular TIM cuando yo estaba en el autobús llegando de la ciudad después de haber comprado pan, vino, huevos (con tanta lluvia mi ex–sapo no quiere ir a buscar los huevos en el monte), harina de yuca para mandarle a España a mi hija morena con mi hijo-padre de mi nieto carioca que se va para allá el domingo, y dos latas de sardina que agarré a última hora cuando me di cuenta que se me había olvidado comprar pescado. Al llegar en casa con las compras mi ex–sapo se puso a regañarme y gritarme porque había gastado todo el dinero que me había dado y que a él le había costado tanto ganar (20 reales=10 dólares) porque en vez de ir hasta el centro de la ciudad me había metido en el primer centro comercial donde todo es más caro. Entonces agarré el librito “The Norman’s Heart”* (que es una porquería de novelita rosa de esas que me encantaba leer cuando tenía 13 años y estaba interna en el Hochelaga Convent de Montreal CANADÁ, pero me la regaló mi vecina, mejor amiga, psico-analista y gran cocinera para que se la llevara a mi nieta-postiza que está hospitalizada desde hace casi un mes (mi dentista–eterno candidato, por lo mismo, estuvo hospitalizado un año) y esta mañana cuando mi amiga supo que se la pensaba enviar a mi hija morena para que no se le olvidara el portugués, me dijo que no, que ese era un libro pornográfico, que a mi hija no le iba a gustar, que la lectura de ese libro podría influenciarla negativamente. Total, me puse a leerlo para ver hasta qué punto ella estaba exagerando), y me fui a la Edad Media desde donde levantaba la vista a cada 3 líneas de lectura y viéndole su pupila izquierda le decía a mi ex-sapo: “es verdad, amor”, “disculpa amor”, “juro que fue la última vez que no hice compras en el centro de la ciudad, amor” y fue así como terminé de leer el segundo capítulo.

· *de Margaret Wilkins o Moore, Harlequín Books, Toronto 1996, traducido al portugués por Maria Elizabeth Hallak Neilson

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