lunes, 31 de diciembre de 2007

CONDENADO


Desde que me entiendo por gente, sin haber oído nunca hablar de justicia ni de jueces, siempre oía la palabra “condenado” siendo pronunciada con mucha rabia tanto por mi mamá como por sus empleadas, incluida mi niñera Cándida que yo adoraba (si me preguntaban que qué quería ser cuando fuese adulta, yo respondía que empleada doméstica como Cándida). Y es que en Venezuela y no sé si en otros países de habla española, se usa mucho esa palabra como insulto. Hoy, domingo 30 de Diciembre de 2007, me puse a leer mi agenda/diario para escoger lo mejor que me había sucedido en los últimos 365 días, pero paré cuando llegué a Abril y me fui a buscar algo que me diese motivos para continuar hasta acabar esa retrospectiva. Entonces vi en un artículo de R. Araujo, que el ser humano está condenado a siempre tener que optar, elegir, o esto o aquello, y eso está "en la orden de lo insoportable". Bueno, el artículo (titulado Siete imágenes para la construcción de una visión sociológica) está en portugués y no soy muy buena traductora, pero lo cierto es que no creo que yo sea masoquista para ponerme a sufrir de propósito lo insoportable por haber dejado de lado o excluído algo al escoger deterinado hecho como el mejor del año. Y es que a finales de Febrero hubo un hecho muy bueno que, a su vez, fue otra comprobación más de algo paradójico, que LO PEOR ES LO MEJOR, pues mi segunda hija, que tenía dos meses muy brava conmigo y sin hablarme por considerarme culpable de que ella hubiese sido deportada en el aeropuerto de Inglaterra, me llamó por teléfono (yo estaba en Venezuela) feliz de la vida y habló casi una hora, porque había descubierto que nada hubiese podido ser mejor que aquella humillante deportación pues de esa manera mi nieta no necesitaría seguir sufriendo por estar separada de ella (en la foto juntas en Cádiz hace unos días). Y esa llamada telefónica de mi segunda hija me dejó muy feliz, tanto como mi regreso a Brasil dos semanas después.

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