Hoy, viernes 28 de Diciembre de 2007, recibí una llamada telefónica de mi hijito mayor que estaba en la Colonia Tovar (Venezuela) trabajando mientras hablaba conmigo deseándome feliz año nuevo y contándome mil y una historias políticas, económicas y familiares. Me pidió que averiguara el valor del pasaje Río-Caracas para comprármelo. Eso fue a las 6 de la tarde hora de allá, 20h30m hora de aquí. Le dije, sin saber si es 100% cierto, que Venezuela es el único país del mundo que está usando (por decreto de Chávez) ese huso horario que en realidad es más exacto con divisiones de medias horas pero mucho más complicado cuando se trata de vuelos internacionales y otros asuntos globalizados. Qué raro que no se le ocurrió crear un nuevo meridiano, el de Chávez.....Un poco antes de su llamada telefónica, al igual que todos los días a las 5 y media de la tarde si no está lloviendo, salí a caminar y charlar con mi vecina y mejor amiga por la bella Granja Comarí. Pero, regresando, comenzó a llover. Llegué empapada en casa, me cambié de ropa y tomé la foto de hoy: POR MIS VENAS, por mis arterias, por mis ventanas, sólo veo esplendor, y rezo: “¿Por qué Señor eres tan injusto y me das ojos para ver y cámara para fotografiar toda esa belleza y a los otros no? Gracias Dios, mi Dios, Universo grandioso, maravilloso”. Espero no sufrir mucho cuando venda esto, si es que aparece alguien que quiera y pueda pagar el precio que pido, que viéndolo bien es poquísimo: trece dólares cada metro cuadrado de un lote de 60 mil. Después que tomé la foto me comí un mango gigante, amarillo, jugoso, dulcito, delicioso, mientras mi marido contaba las peripecias de su día de trabajo y yo lo veía fijamente para que creyese que estaba escuchando sus lamentos.
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